Un cohete, meses y años de desarrollo y sobre todo, mucho dinero, muchísimo dinero. Visto así, parecería que la carrera espacial no es especialmente compleja y contando con los ingredientes necesarios, cualquier proyecto puede salir adelante. Craso error. Somos testigos de lo que está costando Jeff Bezos, pero un vídeo que acaba de ser publicado del cohete MOMO-2 nos recuerda lo frágil que es la naturaleza humana y lo complejo del reto.
La secuencia, aunque ha salido a la luz ahora, fue grabada a finales del mes pasado y registra el lanzamiento del cohete espacial MOMO-2. Este proyecto está siendo financiado por el empresario japonés Takafumi Horie y al igual que el resto que ya conocemos, solo quiere salir de los confines de la Tierra y regresar a ella. Pues bien, el vídeo nos muestra el penoso y brevísimo viaje de este sofisticado cohete, y a mayor desgracia de su promotor, existen tomas desde todas las esquinas.
La secuencia arranca prometedora, llena de vitalidad y energía y con el MOMO-2 elevándose sobre el suelo dejando tras de sí la clásica polvareda preludio de una aventura espacial; pero de pronto, algo sale mal y el propulsor deja de empujar. Es como si se hubiera terminado el combustible o alguien lo hubiera terminada y el breve recorrido que tan gloriosamente ha recorrido en trayectoria vertical, lo hace hundido en la vergüenza en la dirección opuesta hasta acabar desintegrado y con él, la ilusión y una fortuna invertida en el proyecto.
Lo de ‘vergüenza’, en realidad deberíamos traducirlo en iración, la de llevar a cabo esta aventura y al menos intentarlo. Intestellar Technologies, la firma que da vida al cohete, toma este batacazo como una lección que aprender y su propio presidente no tardó poco después de la catástrofe en confirmar que no va a tirar la toalla. Ni mucho menos: “tenemos que encontrar la forma de mejorar”, sostuvo.