¿Alguna vez sentiste una puntada de incomodidad cuando viste que tu pareja le dio like a unas selfies de alguien más? ¿O notaste que alguien empieza a borrar chats o a mirar el celular con más sigilo de lo habitual? Eso que te hace ruido tiene un nombre: microcheating, una forma de infidelidad que no siempre implica besos o encuentros clandestinos, pero sí puede encender todas las alarmas en una relación.
¿Qué es el microcheating?
El término puede sonar a algo sacado de una serie de ciencia ficción, pero en realidad está mucho más presente de lo que imaginamos. Según la psicóloga australiana Melanie Schilling, quien ayudó a popularizar el concepto, el microcheating abarca cualquier comportamiento que, sin llegar a ser una relación física o emocional completa, no te sentirías cómodo compartiendo con tu pareja.
No se trata de una infidelidad “clásica”, sino de una serie de microacciones que, aunque parezcan inofensivas, pueden percibirse como una forma de engaño.
¿Ejemplos? Enviar mensajes coquetos por Instagram, mantener conversaciones demasiado íntimas con alguien que no es tu pareja o seguir buscando perfiles en apps de citas, aunque ya estés en una relación. Lo que todas estas situaciones tienen en común es el secretismo o la sensación de que, si tu pareja lo supiera, probablemente no le haría gracia.
¿Por qué se volvió tan común?
En tiempos de redes sociales y teletrabajo, el terreno para el microcheating es más fértil que nunca. Como explicó el terapeuta William Schroeder, el hecho de estar conectados casi todo el tiempo multiplica las oportunidades de interacción. Ya no hace falta verse cara a cara para coquetear: basta un emoji, un comentario ambiguo o ese mensaje a las 2 AM que dice “¿Estás despiert@?”.
Además, al pasar más tiempo en casa y en línea, muchas personas usan las redes sociales como una vía de escape de la rutina. Ahí es donde aparecen las microtentaciones: alguien que reacciona a todas tus historias, una conversación que se va tornando más personal o un perfil que te genera ese “cosquilleo” de novedad.
¿Siempre es un problema?
No necesariamente. Como dice la psicóloga Abby Medcalf, no hay una fórmula universal sobre qué está bien y qué no dentro de una relación. Todo depende de los acuerdos. Para algunas parejas, dar likes o mandarse memes con alguien atractivo no significa nada. Para otras, eso puede ser señal de que algo anda mal.
El conflicto aparece cuando estas actitudes empiezan a quitar tiempo, atención o energía que debería estar dirigida a la relación principal. Schroeder lo resume así: “Es engaño si a tu pareja no le gusta, no lo sabe, o no le gustaría si lo supiera”. Directo al punto.
¿Cómo se habla de esto en pareja?
No hay recetas mágicas, pero sí algo clave: hablar antes de que el problema aparezca. Schroeder recomienda dejar claros los límites desde el comienzo. ¿Qué significa ser exclusivos? ¿Se desactivan las apps de citas? ¿Se considera coqueteo comentar historias ajenas o reaccionar con ciertos emojis?
Y si notas un cambio en el comportamiento de la otra persona —por ejemplo, si está más pendiente del celular o evita ciertas conversaciones— lo mejor no es acusar ni espiar, sino preguntar desde la curiosidad. Algo como “He notado que estás más pendiente del teléfono últimamente, ¿todo bien?” puede abrir una charla sincera sin encender una discusión.
¿Qué dice el microcheating sobre la relación?
Muchas veces, el microcheating no surge porque alguien quiera dejar a su pareja o esté buscando algo más. En realidad, suele tener más que ver con el deseo de sentirse deseado, volver a experimentar esa chispa del principio o llenar vacíos emocionales no resueltos.
Según Schroeder, este tipo de crisis puede convertirse en una oportunidad para reconstruir el vínculo y reforzar la conexión real. Si algo de todo esto te resuena, tal vez no se trate solo de lo que hace la otra persona, sino de lo que está pasando entre ustedes. Y aunque puede ser incómodo, también puede ser el primer paso hacia algo mejor.