Desde que The Last of Us llegó a HBO, una pregunta ronda en la cabeza de muchos: ¿puede un hongo como el del show realmente convertir a las personas en zombies? Aunque parezca salido de una película de terror, la ciencia detrás de esta premisa tiene algunos elementos que, si bien no dan para una pandemia zombi, sí invitan a prestar atención.
¿Existe el hongo del que habla la serie?
Sí. Se llama Ophiocordyceps unilateralis, y en la vida real infecta a ciertos insectos, especialmente hormigas. Cuando las invade, el hongo manipula su comportamiento y literalmente las obliga a subir a lo alto de una planta antes de matarlas y brotar desde su cuerpo. Perturbador, ¿no?
Este comportamiento inspiró directamente la trama del videojuego y la serie, donde el cordyceps muta y empieza a infectar humanos por culpa del cambio climático. Pero, ¿eso podría pasar?
Entonces… ¿puede infectar a humanos?
Según el microbiólogo Jim Kronstad, de la Universidad de British Columbia, no. Al menos no como lo muestra la serie. El principal obstáculo es nuestra temperatura corporal: los cordyceps reales no sobreviven en ambientes por encima de los 37 °C (98.6 °F). Además, nuestro sistema inmunológico está bastante preparado para repeler este tipo de invasores.
Eso sí, hay un giro interesante: en la segunda temporada de la serie, los infectados empiezan a propagar el hongo a través de esporas en el aire. Y, aunque eso suena más realista (porque así se transmiten muchas infecciones fúngicas), no significa que un apocalipsis esté a la vuelta de la esquina.
El cambio climático y la evolución de los hongos
Aquí es donde las cosas se ponen serias. Aunque un hongo-zombie no sea una amenaza inmediata, lo que sí preocupa a los científicos es cómo el cambio climático está ayudando a ciertos hongos a adaptarse y sobrevivir en condiciones más cálidas. Esto podría hacerlos más capaces de infectar a los humanos.
Un ejemplo real es la fiebre del Valle, provocada por el hongo Coccidioides. Vive en zonas cálidas y secas como el suroeste de Estados Unidos, y cuando el suelo se altera, libera esporas que las personas pueden inhalar. Aunque suele causar síntomas parecidos a la gripe, en algunos casos puede ser grave.
Con el aumento de las temperaturas y las sequías prolongadas, este hongo se ha ido expandiendo hacia el norte. Ciudades como Sacramento, que antes estaban fuera de su “zona de peligro”, hoy reportan más casos. Así que sí: el cambio climático está ayudando a que ciertos hongos se salgan de su zona tradicional.
No solo afecta a las personas, también a los cultivos
Los hongos no solo son una amenaza para la salud humana. También pueden devastar cultivos. Y si se expanden a zonas donde antes no sobrevivían, podríamos tener problemas de seguridad alimentaria global.
Kronstad advierte que los hongos son una de las principales causas de pérdida de cultivos en el mundo. Con el clima cambiando, podrían invadir regiones que antes no eran vulnerables, y afectar cosechas enteras. Es un problema silencioso, pero muy real.
No todos los hongos son villanos
A pesar de su mala fama gracias a The Last of Us, los hongos no son los malos de la película. De hecho, son vitales para el planeta. Ayudan a descomponer materia orgánica, reciclan nutrientes, sirven como base para muchos medicamentos y están detrás de productos populares como el pan, el queso o la cerveza.
Como dice Kronstad, “los hongos son fundamentales para la vida tal como la conocemos”. Sin ellos, muchos procesos naturales se detendrían.
Entonces, ¿debemos preocuparnos?
No por una invasión zombi. Pero sí por cómo el cambio climático está alterando el equilibrio natural y permitiendo que algunos hongos se vuelvan más resistentes, más agresivos y más difíciles de controlar. Es un recordatorio de que lo que hoy nos parece ciencia ficción, en parte, ya está ocurriendo en el mundo real.
Así que sigue disfrutando de la serie (y del videojuego), pero también presta atención a lo que está pasando fuera de la pantalla. Porque si bien no veremos hordas de infectados zombie, los efectos del calentamiento global en los hongos ya están entre nosotros… aunque no sean tan cinematográficos.