Hace poco, cuando recordaba lo mucho que disfruté del Nexus 6, caí en cuenta de que antes de la segunda mitad de la década del 2010 la “regla” era que los celulares tuvieran pantallas por debajo de las cinco pulgadas. El iPhone 5, que por eso de 2012-2013 debió ser mi celular del día a día tenía una pantalla de ¡4 pulgadas! Eso explica por qué las 6 pulgadas del Nexus 6 me parecían asombrosas.
Pero, al pasar los años, el asombro se volvió cotidianeidad y terminó por perder su encanto. Pienso en los celulares que he revisado en los últimos años y diría que el estándar en el tamaño de pantalla está en las 6.7 pulgadas. Si quiero tener un celular compacto entonces necesito ir a modelos como el iPhone o Galaxy S “básico” (modelos de entrada como el iPhone 16 o el Galaxy S25) para tener una pantalla “pequeña” de 6.1 o 6.2 pulgadas. ¿Cómo rayos llegamos a esto?
La estandarización de las 6 pulgadas
Como revisar la evolución de los principales modelos Android podría significar algunas dificultades metodológicas, decidí revisar la evolución del iPhone. Bueno, el iPhone 5 tenía una pantalla de 4 pulgadas que, si bien seguro no era la más adecuada para ver Netflix en el teléfono, recuerdo que estaba ok para textear. Dos años después, en 2014, el iPhone 6 incrementó el tamaño a las 4.7 pulgadas, un “estándar” que mantuvo por tres años hasta que presentó el iPhone X, que recuerdo Apple vendió como la evolución más maravillosa en la historia del iPhone (seguramente lo mismo dijeron del iPhone 16 y dirán algo similar con el iPhone 17) y bueno, la pantalla acabó en las 5.8 pulgadas. Para 2016 Apple volvió a incrementar el tamaño de la pantalla de sus teléfonos para llegar a las 6.1 pulgadas con el iPhone 11, un tamaño que mantiene en el iPhone 16.
Haciendo números, Apple incrementó en 2.1 pulgadas el tamaño de la pantalla del iPhone en un lapso de siete años. Ese aumento obviamente vino ligado a un incremento en las dimensiones del iPhone y la “estandarización” de pantallas más grandes.
Ahora, quiero ser claro que Apple sigue teniendo teléfonos “compactos” y son, junto al Galaxy SX (desde el Galaxy S10 la pantalla está en las 6.1 pulgadas), el mainstream de los teléfonos compactos. Ve a verlo tú mismo o tú misma, prácticamente todos los teléfonos que puedes comprar en 2025 tienen pantallas de 6.7 pulgadas, fantásticas para ver TikToks o Netflix, para leer los long reads del New York Times o mis favoritos de Sustrato, pero TERRIBLES para guardarlos en el bolsillo del pantalón. Peor aún si eres mujer y quieres guardarlos en el pantalón.
Sé que es frívolo, un problema del primer mundo quizá, pero válido desde la perspectiva de un como yo. Vaya que disfruto las casi 6.8 pulgadas de mi realme GT 7 Pro, pero no puedo envitar mirar con nostalgia las 4.7 pulgadas de mi viejo iPhone SE. Como quisiera un Android de 5.5 pulgadas con la misma potencia de mi realme. Sé que las baterías de 6,500mAh y los módulos de tres lentes requieren espacio, pero podría estar ok con una batería menor y dos lentes (uno debe ser telefoto, obviamente). Lo único que no podría sacrificar es potencia: Snapdragon 8 Elite o Dimensity 9400, no menos.
No soy el único que quiere algo así. Resulta que en Japón Rakuten —algo así como un Amazon japonés— fabrica teléfonos con pantalla de 5 pulgadas. Tal vez sería el peor mercadólogo del mundo, pero con tantos teléfonos tan similares, ¿en serio fabricar un gama media compacto es una idea terrible?